
Ángel
Fernández Ferreras “Angelín”, no jugó en el fútbol organizado hasta los
diecisiete años, siempre como extremo derecho y una endiablada velocidad para
cazar “unos balones cosidos a los que si golpeabas mal con la cabeza se te
quedaba marcada la correa”, siendo uno de los hombres más representativos de la historia del fútbol en la Ciudad de los Almirantes.