De
las muchas personas que he conocido en el fútbol base vallisoletano, José María
es uno de los hombres que más he admirado por su capacidad de trabajo, coraje y
tesón frente a la adversidad, una adversidad que se inició con la desaparición
de la mítica Campa de la calle Navidad donde los chicos del barrio de Belén
disputaban sus partidos hasta 1989, hasta el ultimátum que se atrevió a darle
al concejal de deportes en 2005, cuando la continuación del fútbol en los campos de El
Tomillar devino imposible por resultar impracticable, fijando una fecja límite para que fueran transformados en
césped artificial, objetivo conseguido en 1996 con el que se aseguró, además,
la supervivencia de la Unión Deportiva Belén.