Jugador del Zorrilla,
San Miguel y Santiago; cofundador, jugador y entrenador del Real Vivero desde 1949; entrenador del C. D. Arces,
Javieres Pincia, Castrodeza y Real Valladolid juveniles y seleccionador regional juvenil; cofundador del Unión Valladolid y presidente
del Colegio de Entrenadores de la Federación Oeste de Fútbol.
Como adolescente,
comenzó jugando como interior derecho en
el Zorrilla, presumiendo de “no pasar jamás el balón al contrario, o sea, de no
perderlo nunca, además de marcar siempre un gol por partido”, para fichar, más
tarde por el San Miguel y, `posteriormente, por el Santiago, club integrado por
los internos del Colegio de Huérfanos del mismo nombre que todavía hoy
permanece en la calle Muro, declarándose entusiasta seguidor de Helenio
Herrera, hasta llegar a plantearse la posibilidad de marcharse a Milán, para
pedirle al “mago” que le permitiera estar cerca de él para aprender sus
lecciones durante los entrenamientos.